GREYCODA oficinas

Herencia industrial reinventada como un nuevo centro creativo

De carpintería industrial a una oficina creativa

En pleno Casco Antiguo de Zaragoza, una antigua carpintería se transforma en la sede de GreyCoda, productora musical dedicada a la representación de artistas y a la promoción cultural. El proyecto convierte un espacio de vocación industrial en un lugar de trabajo contemporáneo, versátil y cargado de identidad.

Tipología

Arquitectura interior, interiorismo, comercial

Ubicación

Zaragoza, ES

Tamaño

180 m²

Año

2025

Cliente

GREYCODA

Equipo

Guillermo Reynés, Xenia Dimoka, Zuzanna Cieslewicz

Instalaciones

QNTM

Estructura

Eduardo Ramis

Fotografía

Daniel Salvador Castillo

Rescatando la esencia industrial

La arquitectura preexistente, con sus notables alturas y grandes aperturas hacia la calle, se convierte en protagonista de la intervención. El proceso inicia con un ejercicio arqueológico previo: la retirada de revocos y morteros acumulados con el tiempo para rescatar la materialidad original del inmueble. Ladrillos vistos y un singular techo de bovedillas curvas emergen como huellas del pasado que se integran en la nueva propuesta.

Flexibilidad y articulación funcional

Con la envolvente como marco definido, el espacio se organiza de manera flexible, maximizando sus particularidades. La escalera de acceso a la finca divide el local en dos áreas, una mayor con dos ventanales y otra más íntima con uno.

Esta fragmentación se convierte en oportunidad para articular el programa: la sala principal acoge un espacio de trabajo abierto y polivalente, donde conviven zonas fijas, áreas de reunión y ámbitos de descanso; mientras que la sala secundaria incorpora el aseo, un bar y una sala multiusos, con acceso directo desde la calle, concebida también como espacio expositivo independiente. Los ventanales de acero, de gran presencia urbana, actúan como escaparate de la actividad hacia el barrio y establecen un diálogo con la memoria fabril del edificio.

Texturas que dialogan con la historia

La materialidad juega un papel esencial. Sobre la solidez pétrea y de ladrillo se despliega un pavimento de pino macizo que aporta calidez, confort acústico y contraste sensorial. A partir de esta base se despliega una paleta de acabados que busca contraponer texturas: el techo en tonos claros potencia la luminosidad; los aplacados geométricos de corcho garantizan un acondicionamiento acústico preciso; y el nexo entre salas se subraya con un azul intenso que, acompañado de una cortina pesada del mismo color, aporta teatralidad y enfatiza el carácter del espacio.

La zona del bar y el baño se conciben en vidrio industrial, generando transparencia y ligereza. El mobiliario combina mesas de trabajo corridas con piezas singulares y domésticas, complementadas por obras de artistas representados por la productora y carteles de conciertos, dotando al conjunto de una atmósfera auténtica y vibrante.

Un entorno relajado y genuino

La intervención, deliberadamente ecléctica, ensambla capas materiales y de mobiliario sobre una base industrial robusta, configurando un entorno relajado y genuino que refleja la filosofía abierta e informal de la empresa.

Funcionalidad que se hace visible

Incluso las instalaciones técnicas se integran en el lenguaje arquitectónico: conductos y bandejas se pintan del mismo color que el techo, logrando continuidad visual, mientras que la iluminación se articula mediante carriles y focos negros suspendidos. Los elementos más industriales se dejan vistos, suavizados con cubriciones metálicas o de policarbonato, reforzando la estética fabril contemporánea.
El resultado es un espacio de trabajo flexible y confortable, que mantiene viva la memoria de su pasado industrial y, al mismo tiempo, se abre al barrio como un escaparate activo de la cultura musical.