VIVIENDA GREYCODA

Texturas recuperadas para un espacio abierto y luminoso

Interiorismo a partir de lo existente

Este proyecto de interiorismo transforma una vivienda en el centro histórico de Zaragoza en una vivienda abierta, luminosa y profundamente conectada con su materialidad original. A partir de un vaciado completo, se revela una envolvente de ladrillo y hormigón que actúa como base para una nueva organización espacial, sin tabiquería ni límites físicos. Textura, luz natural y elementos técnicos vistos componen una atmósfera doméstica sobria, contemporánea y cargada de memoria.

Tipología

interiorismo

Ubicación

Zaragoza, ES

Tamaño

113 m²

Año

2025

Cliente

GreyCoda

Diseño interior

GRAS Reynés Arquitectos

Equipo

Guillermo Reynés, Zuzanna Cieslewicz

Ingeniería

Javier Martinez

Construcción

Javier Martinez

Fotografía

Daniel Salvador Castillo

Contexto y planteamiento del proyecto

El proyecto se sitúa en una vivienda de la calle Don Jaime I, en pleno centro histórico de Zaragoza. El espacio destaca por su abundante luz natural, gracias a una generosa cantidad de ventanas distribuidas a lo largo de la fachada. La planta, en forma de L, cuenta con un amplio frente hacia la calle y un patio de manzana en la parte posterior.

El programa definido por el cliente, consistía en transformar el piso en un apartamento con un único dormitorio y una distribución lo más abierta posible. La respuesta proyectual propone un único espacio continuo, donde las funciones se organizan sin tabiquería, únicamente mediante la disposición estratégica del mobiliario.

Materialidad expuesta y lenguaje arquitectónico

La intervención comienza con un vaciado completo y el repicado de todos los paramentos para revelar las texturas y materiales originales del inmueble. Este proceso deja a la vista una interesante combinación de muros de ladrillo y elementos de hormigón, que se limpian, restauran y conservan expuestos. Sobre este contenedor honesto y brutalista, se incorpora un suelo de madera en espiga que aporta calidez doméstica y evoca el carácter burgués y familiar de la vivienda original. Las paredes con menor valor material o peor estado se pintan, aportando neutralidad al conjunto.

Los elementos del programa se organizan siguiendo una secuencia funcional y clara. Junto a la entrada se sitúa la cocina, presidida por una escultural isla de madera maciza. A partir de ahí, en continuidad con los huecos de fachada, se disponen el salón, el comedor y, al fondo, el dormitorio. Una estantería metálica hecha a medida recorre la pared interior, vinculando visualmente la entrada con la zona de estar. Esta pieza funciona como almacenamiento, oculta instalaciones técnicas y adapta su forma según la función del mobiliario asociado.

Elementos técnicos visibles y diseño integrado

Entre el comedor y el dormitorio, una “caja funcional” introduce un umbral de privacidad que conduce al baño, también orientado al patio. Esta caja integra armarios, vestidor e instalaciones: el cuadro eléctrico, los equipos de climatización y el inicio del conducto metálico de aire acondicionado, que se deja visto con una geometría elíptica y se convierte en parte activa del diseño. De ella también parten los carriles de iluminación, que recorren todo el espacio con un trazo lineal. La “caja” es el segundo volumen en madera del proyecto, estableciendo un diálogo material con la isla de cocina.

El baño, funcional y cómodo, destaca por una generosa ducha revestida en madera como elemento principal.

El ritmo vertical de las ventanas se replica mediante radiadores también verticales, acabados en color negro carbón. Su presencia no se oculta, sino que se incorpora al lenguaje del mobiliario, formado por una selección ecléctica de piezas, algunas coloridas, otras más neutras, completadas con obras de la colección privada de arte del propietario.